domingo, 17 de febrero de 2008

MEDICAMENTOS Y ALCOHOL


Los especialistas aconsejan que mientras se está medicado no se puede beber alcohol aunque, en función de las patologías, los niveles de tolerancia y riesgo son distintos.

Daños en el estómago e hígado

Entre los efectos más nocivos del alcohol se cuentan las lesiones gástricas y del hígado. Al mezclar esta sustancia con la aspirina, por ejemplo, se potencia el daño sobre el estómago o sobre el hígado si se combina con paracetamol. También se disminuye el nivel de glucosa en la sangre con la mezcla de alcohol y antidiabéticos orales. La cimetidina, un gastro protector, tiene efectos en el metabolismo. Así, una persona medicada con esa sustancia puede sufrir una intoxicación etílica, pues se disminuye la eliminación del alcohol del organismo y aumentan los niveles en la sangre.
Es importante tener claro, según Julio Mateo Vic, que no está demostrado que el alcohol elimine los efectos de los medicamentos. Lo que ocurre es que en algunos casos potencia el efecto y en otros los disminuye. Más bien hay reacciones secundarias que pueden ser peligrosas si se están medicando. "Si en una persona sana nunca está justificada la ingesta de alcohol, en un enfermo mucho menos", afirma. Donde se ha detectado una posible eliminación de los efectos de un medicamento al mezclarlo con alcohol es en algunas familias de los antibióticos, como en el caso de la cefalosporina.
Medicarse con cefalosporina (un grupo en el que se incluyen el cefamandol, la cefoperazona y el cefotetán) y beber alcohol puede producir el denominado efecto antabuse, que consiste en la inhibición de un paso en la cadena del metabolismo del alcohol, lo que propicia que se acumule un derivado de esta sustancia, un metabolito que a la postre produce náuseas, vómitos, cefaleas, sudoración y taquicardias.
Respecto a los anestésicos mezclados con alcohol, explica Carlos Martín, médico de familia y estudioso de los efectos del alcohol en materia de tráfico, ocurre que el paciente necesita más medicamentos para que estos hagan efecto. Esto sucede porque se produce una metabolización rápida del alcohol y a veces la persona requiere de una dosis mayor del fármaco para poder relajarse o dormir.


LOS EFECTOS ANTE UN CONSUMO CRÓNICO Y AGUDO

La ingesta de alcohol puede ser crónica o aguda. Si se trata de un consumidor crónico, el alcohol acelera las enzimas y la eliminación de fármacos indicados en caso de tuberculosis o anti diabéticos orales. Con el paracetamol el consumo crónico de alcohol acelera el metabolismo y hace que este fármaco sea más hepatotóxico, es decir, que haga más daño al hígado. En el consumo agudo, según explica Isabel Castillo, la combinación bebida-fármacos ralentiza o inhibe la actividad de las enzimas.

Hay otra vía mediante la cual se produce un efecto importante tras la toma de bebidas alcohólicas cuando se está bajo prescripción médica. Es la capacidad de absorción de los medicamentos, que en ocasiones se puede ver aumentada y, por consiguiente tener un efecto más tóxico. Sólo cuando se trata de los medicamentos utilizados en el tratamiento de la hipertensión arterial, un consumo moderado de alcohol puede mejorar los efectos farmacológicos y siempre que esté recomendada por el médico. "Pero es importante aclarar que no es lo mismo tomar una cerveza que perder la conciencia por el consumo de alcohol", señala la doctora Castillo. Conviene matizar, además, que algunos fármacos no admiten la combinación con bebidas alcohólicas. La abstinencia es imprescindible, por ejemplo, en las personas que padecen de hepatitis C.

domingo, 10 de febrero de 2008

Vacuna Contra el Cáncer de Útero



Cada año mueren centenares de mujeres a causa del cáncer de útero. Aunque España es uno de los países de la Unión Europea con el índice de mortalidad por esta enfermedad más bajo, el gobierno ha dado luz verde a la comercialización de su vacuna. La vacuna para el cáncer de útero (de cérvix o de cuello de útero) es una vacuna que cuesta entre 200 y 400 euros que probablemente es necesaria más de una vacunación para que sea realmente inmune a esta grabe enfermedad que acaba con cientos de vidas cada año. El coste de este fármaco ha hecho que el ministro de sanidad fuera partidario de proponer una campaña universal en la que no solamente esté al alcance de todas las mujeres en edades comprendidas para poderse vacunar sino que además propone que esta vacuna sea gratuita dentro de esta campaña. La intención del ministro de sanidad es que esta campaña sea accesible a toda la población vacunable y que a la vez, se lleve a cabo a todas las comunidades autónomas a la vez para que la actuación sea más coherente y justa. Ahora, los expertos debaten sobre la población a la que debería ir dirigida esta vacuna ya que, aunque este tipo de cáncer afecte al sector femenino, no tiene efecto sobre todas las mujeres de todas las edades. Algunos expertos afirman que la mejor edad para poder vacunar es la edad comprendida entre los 9 y los 13 años aunque se puede prolongar hasta los 26, otros declaran que la edad óptima para poder poner esta vacuna es entre los 11 y los 14 años y finalmente hay otro grupo de expertos que ponen en manifiesto su preocupación por los efectos que pueda tener o dejar de tener esta vacuna. La vacuna contra el cáncer de útero previene el 70% de los tumores, especialmente de los provocados por el VPH 16, 18, 11 y 6, y generalmente se acostumbra a contagiar a través de la transmisión sexual. Esto ha generado algunas dudas a la población que ha confundido esta vacuna contra el cáncer de útero como una vacuna general contra las enfermedades de transmisión sexual. Por esto, el ministro de sanidad ha dejado claro que la finalidad de esta vacuna es acabar con el cáncer de útero.